...
Metes la llave en la cerradura
y ya hueles a tí
a TU casa,
sabes lo que te espera dentro…
que V. seguramente ha dejado las zapatillas en mitad del pasillo,
y que encima de la mesa habrá algunos vasos,
un cenicero lleno,
un diccionario alemán-español
y un montón de libros de poesía
que debí devolver a la biblioteca la semana pasada…
ese tipo de cosas que
me empeño en colocar en su sitio
durante todo el día,
pero que al llegar la noche
vuelven a amontonarse de la misma manera…
quizá es que no entiendo,
que ese es su verdadero lugar…
Entro a mi habitación
El clic del interruptor
Esa luz que arropa...
Pongo música,
Enciendo una varilla de incienso,
Amontono apuntes
Y esos pedacitos de papel escritos,
Que me salvan del insomnio.
Me gusta tener café hecho,
A cualquier hora.
Me recuerda a mi madre,
Ella tiene la misma manía…
Pienso en la primera vez que tuve que cambiar de casa,
Me recuerdo despidiéndome de cada rincón,
Recorriendo con un dedo las paredes desnudas
El eco de mis pasos,
Las cajas llenas en la entradita,
Quizá con la intención de tapiar la puerta
Y que no me obligasen a salir de allí.
Olía a vacío,
Como huelen las casas muertas.
Lloré en cada escalón,
Al cruzar el portal
Y al meterme en el coche.
Lloré al abrir las cajas
Y descubrir que todo eso se quedaba en nada…
Lloré porque me dolía,
Claro…
Hablo mucho de lugares últimamente,
de raíces y anclas…
Hablo de despedidas y nuevos caminos…
Lo que ocurre es que hay días que
no soy consciente
de que
las puertas se abren para salir sin problema,
y de la misma manera
permanecen abiertas para volver cuando quiera,
cuando lo sienta necesario.
Pero es que me voy,
Me voy de mi vida.
Llegaré a un lugar donde no me conocen,
Donde no podré buscar a nadie que sepa lo más mínimo de mí.
Seré sólo esa chica delgadita con el pelo corto
Cargada de libros
Que fotografía el suelo
Y el cielo…
Que pasa tantas horas mirando el mar…
No tendré un bar,
Donde beber o leer poesía.
Ni un rinconcito
Para encontrar el silencio.
Ni esa librería donde me paro a soñar,
Ni esas personas que están,
de alguna manera…
Ni siquiera tendré un lugar que huela a mí,
Justo antes de meter la llave en la cerradura.
Ni a V. Ni sus zapatillas.
Ni esta luz, que me arropa…
Me voy a Málaga,
Y tengo que empezar a despedirme de todo esto.
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